domingo, 1 de marzo de 2009

Miguel Serrano y Yo


DON MIGUEL SERRANO Y YO

Conocí a d. Miguel Serrano en 1991 y le frecuenté hasta 1994, año en que mi ruptura con el señor Sebastián Pino Muñoz me obligó a separarme de ese selecto grupo que se reunía todos los martes, sagradamente, a estudiar la Cábala Órfica con d. Miguel, en casa de la muy distinguida Sra. María del Solar. Puedo dar fe por ello que don Miguel se impuso de la Tradición Nemorensis por causa nuestra y no a la inversa. Fuimos nosotros, ese grupo de chiquillos veinteañeros (entonces) que a instancias del propio Pino y Agrippa nos embebíamos de la Kala nemorensis quienes primero le informamos a don Miguel de esta ocultísima orden. No es cierto que él ya le conociera de su vínculo epistolar que mantuviera con Savitri Devi. Si visitó Externstein fue por otros motivos; y en la absoluta ignorancia que unía ese místico centro energético con von der Vogelweide, el vidente de Magdeburgo. Si conocía las Wildes Heer no sabía que éstas habían sido la plataforma bélica de la Tragula Aurea. Y fui yo el primero quien, quizá, imprudentemente, le habló de todas estas cosas. Y digo imprudentemente porque no estaba expresamente autorizado a decir nada. Pero don Miguel era entonces ya un clásico del hitlerismo esotérico; y el ímpetu de la juventud no me permitió ver la imprudencia entonces.

Si mi memoria no me falla fue durante el verano de 1994 o una fecha cercana a Marzo, o Abril quizá (había un sol preponderante todavía en Santiago), cuando en uno de nuestros encuentros le pregunté a d. Miguel sobre estos asuntos como si le estuviera hablando de la cuestión mejor sabida del mundo. Le dije entonces: "¿Por qué Vogelweide privilegia hablar de Geometría del Azar para estos asuntos que tratamos nosotros bajo el rótulo de Cábala Órfica?" "¿Vogelweide?" me preguntó y se quedó pensativo por un par de segundos. Se produjo un silencio entre nosotros que sólo se interrumpió cuando d. Miguel recobró el habla y dijo: "El término Cábala es del siglo XII... supongo que Vogelweide, ajeno como era a los asuntos judíos, no tuvo entonces ocasión de conocer el término". Me silencié entonces interiormente por unos segundos como no atinando a comprender lo que d. Miguel me respondía. Y fue entonces que caí en la cuenta. "Me refiero al vidente de Magdeburgo, al Vogelweide del siglo XIX, no al del siglo XIII, al Emérito de la Tragula Aurea". Don Miguel me miró entonces y frunció el ceño. Quedaba patente para mí que ésa era la primera vez que oía hablar de estos asuntos; y que, de algún modo, éramos nosotros, ese grupo de contertulios juveniles con quienes se reunía a estudiar la Cábala Órfica, los primeros quienes le introducíamos y le conectábamos con la verdadera gran tradición. No quiero decir con esto que ya antes no hubiera tenido noticias de ciertos aspectos de Tradición Única; de hecho, si uno estudia todas sus publicaciones desde el Cordón Dorado en adelante, hallará en ellas evidencias suficientes de que era muy conocedor del esoterismo que subyace la Gran Tradición. Pero que hasta entonces no conoció el fundamento secreto que las volvía operativa, para mí es un hecho. Al peregrino de la Gran Ansia le había sido permitido conocer el fondo de estas cosas sin revelársele el nombre de sus verdaderos guías. Y fue a tal punto consciente de este asunto que él mismo llegó a decir, para consuelo propio, que ni Himmler conocía el nombre ni la identidad de los verdaderos guías desconocidos. Ahora nosotros, jóvenes peregrinos, le poníamos sobre aviso; y fue a partir de entonces que don Miguel se impuso de estas cosas.

Cuando luego vino la segunda camada de camaradas que estudiara con él la Cábala Órfica, en casa de doña María del Solar, liderados por el Poeta Martín Ríos, d. Miguel ya había modificado en gran parte su lenguaje, y había incorporado a sus ideas, las ideas de la Gran Tradición, los nombres, los lugares y las circunstancias por nosotros informadas. Eso fue lo que motivo a camaradas como Martín Ríos, Jacqueline Ugalde y Paloma Saint Martin, entre otros, a generar el mito de la iniciación de Serrano en la Única Tradición. Es por este motivo también que el nuevo grupo de estudiantes de la Cábala Órfica, con d. Miguel incluido, incluyó al círculo cabalístico entre las intelligentsias bosquianas a comienzos de 1996, bajo el nombre de Círculo de Sileno. Y aunque es cierto que este matrimonio entre el círculo de Sileno y la Tradición nemorensis fue extraordinariamente efímero, la intensidad del trabajo fue notable. De ese grupo surgieron luego camaradas como Carlos Pontigo, Hyranio Garbho, Ariel Muñoz y Braulio Echeverría, quienes fueron ganados para la Tradición Única en buena medida gracias al influjo de d. Miguel. De tal manera que es poco relevante que don Miguel se haya luego "separado" (aparentemente) de la tradición, para concentrarse en sus estudios del yoga tántrico. Pues las enseñanzas de la tradición única, o más bien, la conciencia de su existencia en este hemisferio de la realidad, motivo libros curiosos que d. Miguel publicara más adelante, como, por ejemplo, el libro de "Maya, La Realidad es una Ilusión", que sólo fue posible tras el conocimiento que don Miguel obtuvo de sus investigaciones tardías de la Gran Tradición