domingo, 30 de noviembre de 2008

Eun della Stella y YO

Conocí a Eun della Stella (Sebastián Pino Muñoz) en 1989 por intermedio de Baldur Agrippa.  Le rodeaba entonces un aura de majestuosidad precedida de una fama de mago insobornable.  Era entusiasta, motivador, apasionado, fanático, vehemente, animoso, exaltado y un poco loco.   Su presencia en los grupos generaba amores y odios irreconciliables.  Y se tenía siempre la sensación de que, o estabas del lado de él, o estabas en su contra; pero a nadie podía serle indiferente.   

Eun della Stella en 1974


La primera vez que lo vi recuerdo que me habló del camino de la autodeificación o lo que él llamaba la Via Ferocitas, que supondría ser una nueva via de iniciación bosquiana creada por él.  Le hablé entonces de los incontables místicos de la Edad Media que habían buscado ser uno con Dios al punto de llegar ellos mismos a ser como dioses.  Le conté en particular el caso de Eun della Stella, un líder religioso y místico del siglo XII que se había autoproclamado Dios, convirtiéndose por ello en uno de los herejes de mayor renombre en este período de la historia. No pasó entonces una semana para que Sebastián Pino apareciera en una de las reuniones de la comunidad declarando que había tenido un sueño, una visión, en la que un hombre del pasado, con quien mantenía asidua comunicación en astral, le había confesado ser su ancestro mítico, y que él era, en esta vida, su encarnación.  El hombre del pasado al que se refería era Eun della Stella, el místico hereje del medievo del que solo unos días antes había oído hablar por primera vez a causa de nuestra conversación.  Y ahora resultaba que Sebastián era su encarnación.  Yo me pregunté entonces: ¿qué hubiera sucedido si jamás le hubiera hablado de Eun della Stella? ¿Habría Sebastián culminado siendo igualmente Eun della Stella o habría elegido a otro ancestro mítico a su entero capricho y deliberación?  Fue entonces cuando comprendí quien era realmente Sebastian Pino Muñoz, y entonces fue un poco decepcionante para mí, pues aparte de esto, Pino tenía un buen talante como mago y cabalista, pero no cabe duda que estaba un poco loco.



En agosto de 1989, en ausencia de Agrippa, Sebastián Pino Muñoz, llamado ahora Eun della Stella y Gerbha (Gerbha viene de Gerbera, la planta de la que Sebastián decía encarnar también su espíritu), toma la dirección y el liderazgo de la nueva comunidad bosquiana recientemente fundada en Chile.  A partir de entonces, y por un período de tiempo de cerca de diez años, las comunidades bosquianas chilenas estarán inevitablemente ligadas a la figura e imagen del autoproclamado más grande mago del hemisferio sur: Eun della Stella y Gerbha.


Guiado por la convicción de su mesianismo, en los años noventa, della Stella y Gerbha reforma casi por completo (por un tiempo) la presencia de Holzwege en Chile.  Bajo su influencia surgieron otras tantas intelligensias y comunidades bosquianas en todo el país, entre las que destacan la Intelligentsia Morgana Le Fay, liderada por Priscilla Escobar, la Broceliande, liderada por Claudia Vásquez, la Lestat liderada por Eileen Rodríguez.  Eun della Stella se concentra en el liderazgo de la Nos Fer Atoos, por entonces conocida como la Nosferatus.  La Lilitha Ien es liderada por Anaïs Laprossa.  Bona Dea se convierte en una Haeresis liderada ahora por Alicia Zapata.


En 1996 Eun della Stella viaja por todo Chile promoviendo la creación de Haeresis regionales.  Surgen así La Haeresis Kalipigias, El ojo de Horus y el Círculo de Sileno (curiosamente todas ellas en Santiago de Chile). Todas estas Haeresis son lideradas por Eun della Stella y Gerbha.  Ese mismo año Anaïs Laprossa renuncia al liderazgo de la Lilitha Ien y marcha a Osorno, su ciudad natal, donde junto a Harold Liessen y otros miembros de la NOG y de ACA impugnan el actuar de della Stella y Gerbha e informan a ARAN.  

Eun della Stella responde a la impugnación bajo el auspicio del Rito de Chile, creado por él mismo a comienzos de 1996 y conocido popularmente como el Rito del Palo Encebado (este rito es, en verdad, una variante criolla del antiguo rito del Palo de Mayo).  Dubois, en Francia, declara que bajo el convenio de Carcassonne no puede hacer mucho en contra de Eun della Stella.  En Chile, Eun oficializa el rito y su puesta en práctica es en Febrero de 1997.   

Durante ese año Eun della Stella funda la Haeresis Heptamerón, bajo cuyo alero prosperan las intelligentsias Smaradigma, Lucífago Rofacale, Agaliarept, Fleuretty y Nebiros; y la Haeresis Medmenhamitas, entre las que destaca la intelligentsia Picadilly 138.   A finales de 1997 Eun della Stella y Gerbha declara ser la encarnación de Suso y se autoproclama Sumo Pontífice.  Proclama el liderazgo de la Neeg al Gothien por sobre todas las otras Haeresis.  Demanda obligación y obediencia de todas las intelligentsias para con él y para con la Neeg al Gothien a la que pasa a llamar ahora “La Orden” en alusión a la idea de que es la única gran Orden de la Holzwege en Chile.  En diciembre de ese año proclama también la Trinidad del Palo Encebado con él como el Inmutado (el Astado, el Inmanifestado) y con Sánchez y Ramírez como los aspectos femeninos y masculinos respectivamente de su divinidad. 

Demás queda decir que todo esto ocurrió a espaldas de los camaradas de Osorno quienes agrupados en LB (Nova Ordo Lilith Beltane) ignoraban por completo el curso que estaba dándole a la Orden Eun della Stella. 

Fue por esos años que, contrariando por completo el actuar de della Stella, decidí seguir mi camino propio.  En el 98, junto a Carlos Andrés Aragonés, Hyranio Garbho, Caetano Laprossa, Carlo del Ponti, Manuel Arias, Jorge Irarrázabal y Bernardo Friggo decidimos formar nuestro propio grupo de estudio y separarnos de la Neeg.  Fue mi ruptura definitiva con Eun della Stella.  Los años que vinieron sólo confirmarían mi decisión.  

En 2001 Eun fue separado de la Orden y obligado al Ostracismo.  En su parcela del sur, en Monte Verde, siguió viéndose a sí mismo como la encarnación del "astado".  No he vuelto a saber más de él desde entonces, hace casi ya tres años.  La Neeg de hoy es muy distinta de lo que fue en los movidos años noventa.  Y ese fue quizá el gran mérito de della Stella: su dinamismo proselitista que le dio a las comunidades bosquianas en Chile, una versatilidad que no volvería a tener después, por lo menos al día de hoy.



lunes, 20 de octubre de 2008

Rolando Araneda y Yo

Conocí a Rolando Araneda en 1988, cuando era yo un estudiante de primer año de Psicología.  Me lo presentó una amiga que trabajaba con él en la zona sur de santiago.  Rolando dirigía entonces una pequeña comunidad terapéutica.  Fui allí con él en mi calidad de estudiante de psicología.  Y lo que entonces vi y experiencié a su lado cambiaría por completo el curso total de mi vida.  Fue con él y por él que me hice bosquiano.  Rolando fue el maestro secreto, el guía desconocido, de todos cuantos heredamos, en Chile, la tradición de la Aurea Catena, la iniciación en el camino del bosque.  Su labor fue soterrada, secreta, hermética, anónima.  Fue el mago invisible que estuvo detrás de Baldur Agripa, Gastón Mirar, Sebastián Pino, Anaïs Laprossa y Harold Liessen.  Hizo por la causa más que cualquiera, aunque su nombre permaneció siempre ligado al más profundo secretismo, al más extremo y riguroso anonimato.  No escribió nada, como fuera el caso de Miguel Serrano.  Pero fue un maestro en un sentido todavía más profundo, más certero, que don Miguel Serrano.  Pues él fue como esos guías que, o bien, no escriben nada -tal es el caso de Pitágoras, Sócrates o Apolonio- o bien sólo escriben lo necesario, y, cuando mucho, una sola obra -como Mohamed, el profeta, o Ulrich, el Vidente.  Cuando le conocí era yo un mozalbete de solo dieciocho años; Rolando ya tenía cuarenta y cinco.  Pero nada impidió que nos entendiéramos.  De él aprendí la base de lo que yo sería después; con él conocí y experimenté en carne propia las enseñanzas de la via del diamante.

Rolando Araneda conoció a Baldur Agrippa en los años sesenta en el Pedagógico de Santiago.  Se hicieron amigos y  compartieron muchas jornadas de lucha anticomunista juntos.  Cuando en 1974 Agrippa retorna por unos días a Santiago (en esos días Agrippa vivía auto-exiliado de Chile en España) se reúne con Rolando y le invita a formar parte de su núcleo de estudios de la filosofía bosquiana.  Se trataba de un pequeño círculo de amigos de Agrippa a quienes éste enseñaba lo aprendido de Gabriel de la Frontera.  El grupo se llamaba "El Ojo de Tauro" y lo componían no más de cinco o seis camaradas.  A este grupo se unió Rolando, invitado por Agrippa, en marzo o abril de 1974.  Fue Rolando quien me presentó a Agrippa, mi iniciador y maestro, en 1989.  Pero jamás dejé de reconocer en Rolando a mi primer y fundamental maestro.

En 1986 Rolando fundó Kosmos.  En ese grupo fue donde conocí a Hyranio Garbho, Helena Jiménez, Eduardo Castro, Joachim van Drakk, Angélica Cortés, Darío Vásquez, Jorge Irarrázabal (Jacques de Molay o Willigut como sería conocido más tarde) e Italo Goldmund, por nombrar sólo algunos, a quienes terminaron siendo iniciados por Rolando en Kosmos.  Fue una época preciosa.  Llena de magia y encanto.  Fue entonces cuando supe el significado definitivo de tener un maestro verdadero.  Nos reuníamos todos los días de la semana.  En la mejor época llegamos a ser más de sesenta sólo en las sesiones de los días martes.  Pero los iniciados éramos sólo doce.  Y el nombre de Kosmos era aplicable únicamente a nosotros, los iniciados.  

Las reuniones estaban cargadas de hermetismo, de magia, de solemnidad.  Difícil era decir lo que sentíamos entonces.  Yo me sentaba a la izquierda de Rolando siempre.  Garbho se sentaba a la derecha.  Rolando solía decir de Garbho que él era como Sileno, de donde se desprendía fácilmente el significado de esa expresión: si Garbho era Sileno y se sentaba siempre a su diestra, Rolando se autoconcebía como Dyonisios, el dios resucitado de los misterios báquicos, en quien vio siempre al verdadero iniciador esotérico (en clus) del mítico orfeo.

También estaba allí Sebastián Pino, a quien siempre concebí como una mala copia del maestro.  Aunque Rolando lo tenía en su más alta estima, para mí era evidente que le faltaba.

Nos reuníamos todos los domingos.  Rolando hacía la comida para todos y la servía también.  Era un maestro en el absoluto sentido de la palabra.  Las reuniones eran maratónicas, pues terminaban siempre pasada la medianoche (cabe decir que, por lo general, comenzaban alrededor de las nueve de la mañana).  Pero nadie se quejaba; y todos, pese al cansancio, terminábamos las sesiones con voluntad de querer seguir prolongándolas.

En 1992 Kosmos cambió su nombre por el de Útero.  Yo quise hacerme especialista en la cábala órfica, por lo que me convertí en discípulo de Baldur Agrippa.  Y formamos un grupo de estudio nuevo, independiente de aquel otro donde yo aprendía desde hacía unos meses con don Miguel Serrano.  En 1994 la enemistad con Sebastián Pino Muñoz, quien se había convertido en el líder de las comunidades bosquianas en Chile, hizo que con Agrippa y otros camaradas nos separáramos de la Orden y formáramos nuestro propio grupo de estudio.  A consecuencia de ello también nos separámos de Útero y del grupo donde aprendíamos con don Miguel.  A éste último volvería a verle en muchas otras ocasiones más.  Pero a Rolando no le volvería a ver hasta el presente día.

Hacia mediados de 1995 ocurrió la disolución de Útero.  Un grupo de estúpidos escindidos de la comunidad llenaron las calles de la zona sur de Santiago con grafitis y rayados donde podía leerse: "Dios no existe, Rolando sí".  Eso hizo que Rolando buscara aun más el anonimato y cediera a Joachim van Drakk el liderazgo del grupo.  Pero éste no duraría mucho tiempo más.  

Lo último que supe del maestro fue por medio de un comentario de Hyranio Garbho, quien se encontró con él en 2001 o 2002.  Retirado absolutamente del mundo en un ostracismo voluntario el maestro estaba absolutamente compenetrado en la meditación y la accesis operativa  a los más sagrados misterios.

lunes, 6 de octubre de 2008

Baldur Agripa y Yo

Por razones que espero todos comprenderán he borrado aquí el artículo dedicado a mi gran maestro Baldur Agrippa.  Su partida definitva me obliga a escribir sobre él ya no un artículo, sino un Poema Épico, el que espero publicar pronto en esta página.

Salve et Victoria.